Castellar está situado entre la zona residencial de la Ermita y el pico de “ La Bandera”. Se trata de una montañita formada por paredes verticales, excepto por su cara norte. Lugar, por el que se tiene acceso a su cima.
Gracias a esta fortificación natural, fué en su día un sitio ideal para establecerse. Eso debieron pensar los iberos pues todavía hoy se conservan los restos de un poblado en su cima.
Hace años, era un sitio muy popular para practicar la escalada en invierno. Veías la montaña de lejos, llena de colores por las vestimentas llamativas que suelen llevar los escaladores. También hubo varios accidentes en esta zona de escalada.
Vamos a iniciar esta excursión desde el bar Pegata de la Ermita. Entrando por la carretera deberemos coger la calle que bordea el bar Pegata por su lado izquierdo. Para después doblar a la derecha y otra vez a la izquierda para entrar ya en un camino pedregoso que nos llevará a la base de Castellar en apenas 10 minutos.
Una vez allí nos veremos impresionados por la cercanía del pico de la bandera y sus cuevas, que seguramente debieron albergar a algunos de nuestros antepasados durante el Paleolítico. Existía un antiguo camino por el cual subir a La Bandera. Supongo que debe estar en desuso yo desde luego nunca lo he utilizado. Pero sería maravilloso subir por aquí para después ir a Pelma o Gestalgar.
Mirando a la zona donde nos encontramos veremos una línea eléctrica con su pertinente cortafuegos que llega casi hasta arriba del todo de Castellar. No he utilizado este camino pero supongo que será complicado. Con múltiples coscojas y demás plantas de hojas puntiagudas arañándote las rodillas.
El camino que vamos a seguir parte de una zona con múltiples colmenas. Normalmente, no pasa nada con las abejas. Pero, por si acaso no conviene bajar la guardia. El camino, más bien senda, sube a Castellar por su parte izquierda hasta que llegamos a cortar la línea eléctrica. A partir de ahí no he encontrado un camino claro. Pero no resulta demasiado complicado abrirse paso. El suelo es casi todo de roca. Jalonado por la típica vegetación mediterránea y algunas especies rupícolas. En seguida llegaremos a la zona donde se se ven los restos del poblado ibero. Uno de los enclaves iberos con los que cuenta Chulilla en su término municipal. Parece mentira que hace 3000 años hubiera gente viviendo allí. Los restos del poblado no son muchos. Se intuyen los restos de las paredes, eso si, de un gran grosor y poca cosa más. También se aprecia que se han realizado excavaciones en la zona o al menos eso me pareció.
Desde la cumbre de Castellar tenemos una óptica distinta de la huerta del Turia, la carretera hacia el balneario y de la Muela.